¿Te has preguntado alguna vez dónde está tu atención en este momento? ¿Qué es lo más importante para ti ahora? Pues te voy a dar una respuesta orientativa. Si tu atención no está puesta en este texto y en el mensaje, entonces quiere decir que hay otra cosa más importante para ti en este momento, por lo que es inútil que sigas leyendo esto sin pasar a hacer lo que verdaderamente tienes que hacer.
Vivimos en un mundo actual ultraestimulante: estamos en el trabajo y estamos pensando cuando hagamos la compra, hacemos la compra y estamos pensando en el trabajo, estamos con la familia y estamos pensando cuando estemos con los amigos, tenemos un exceso de futuro y poca presencia. Vivimos en una sociedad que huye del presente, y por lo tanto huye de su tiempo y de su vida. Es imposible que surja nada de calidad partiendo de este estado de consciencia, con una triste concentración en aquello que estamos haciendo ahora, siempre esperando a que llegue el momento siguiente desprestigiando el proceso actual.
Ten en cuenta que el momento presente es de lo único que dispones, y si huyes de él, huyes de tu tiempo, y si huyes de tu tiempo huyes de tu vida, porque como bien dijo Benjamin Frankin: ‘‘el tiempo es la materia de la que está hecha la vida». ¿Estás siempre tratando de llegar a otro lugar? ¿Siempre te parece que este momento es insuficiente y que debe de llegar el momento siguiente para estar completo y realizado? ¿No eres capaz de disfrutar del proceso, de la consecución de tu objetivo, ya que estás demasiado obsesionado/a con el final? No te culpes por ello, así nos han enseñado a actuar. Debemos de vaciar el vaso de todo ese aprendizaje falso que hemos ido acumulando a lo largo del tiempo, y llegar a la conclusión de que el resultado final es tan importante como el paso intermedio que nos lleva a conseguirlo.
Es imposible que surja nada de calidad si nuestra atención no está al 100% en aquello que estamos haciendo, ya que una concentración o foco disperso conduce a resultados dispersos, y por lo tanto nos quejamos de que jamás llegamos a donde queremos llegar. Examina constantemente donde está puesta tu atención, y si de verdad estás aprenciando la verdadera riqueza del proceso, ya que es lo que siempre está, es lo que de verdad te ayuda a avanzar y a seguir aprendiendo: la riqueza del detalle, la abundancia que encierra el paso intermedio. Nunca pierdas contacto con el proceso de consecución.
Nuestro éxito se dispara cuando aprendemos a apreciar el paso intermedio, cuando vemos el logro en cada pequeña acción, cada detalle, en cada pensamiento y acción que nos acerca más y más a nuestro objetivo.